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to infinity and beyond ∞

domingo, 11 de marzo de 2012

Capítulo 7.

En otra ciudad pero a la misma hora.

Anda. Anda a paso tranquilo. Salta las baldosas de dos en dos. Solo pisa las blancas. Siempre que ha ido por la calle solo lo ha hecho. Sus padres no están en casa y la verdad,no tiene mucha hambre. Hace calor ¿Porqué no se ha quitado la sudadera antes?.Deja la mochila en el suelo. A continuación se deshace de ese calor cuando se la quita. Un escalofrío. Ya no siente tanto calor. Un grupo de quinceañeras lo miran de arriba a abajo. Cuando se ha deshecho de la sudadera se le ha levantado un poco la camiseta,y ha dejado su torso atlético al descubierto. ''Que bueno está'' piensan algunas. Otras piensan que es un chico demasiado guapo,que será imposible de conseguir. Dani las mira. Pasa a 2 metros de ellas. El sol deja al descubierto sus preciosos ojos verdes. Se hecha el pelo hacia el lado y sonríe tímidamente. Las chicas se muerden el labio y juguetean con el pelo. Ojalá tuviesen a un tío como ese delante suya,para ellas.  Dani sigue andando sin mirarlas. Son demasiado crías para él. Él ya es un hombre hecho y derecho.Aunque siempre llevará su espiritú de niño dentro ,tiene 18 años. Sabe incluso la carrera que estudiará: Veterinario. Siempre le han gustado los animales. Sin embargo quiere ser veterinario además,por otra razón. Por ella. Porque lleva desde los 8 años enamorado de...
Hace 10 años,en una ciudad preciosa.

Juega al escondite en un parque enorme. Un parque sin límites. El pequeño Daniel se adentra en el campo. Allí no lo pillarán. Todo está lleno de árboles y rocas. Busca y busca un sitio donde esconderse. Un sonido lejano le avisa de que le queda poco tiempo: 10,9,8... ¡Oh,no! ¡Lo van a pillar!. Mira por todos lados. ¿Detrás del árbol? Lo verían. ¿Y sí se esconde dentro de ese tronco?. 
-Yo no cabo ahí soy un niño grande.
Entonces empieza a pensar. ¿Se dice cabo? No es yo no quepo ahí.  No hay tiempo. Observa desesperadamente a todas partes. Ve un bosque y va hacia él. Pisa con cuidado,por si las moscas.  Mira y remira hacia el frente. La hierba brota verde y fresca. Sigue buscando. Nada. ¿No hay nada?. De repente,como si de la nada hubiese salido,se encuentra con una gran hiedra. Allí no buscarán,es demasiado grande. Se agacha y entra. Pero no ve nada. Sigue andando a gatas. ¿Que habrá tras esa enorme hiedra?. Por fin ve luz. Sale tras la enorme planta y se pone de pie.  Se queda boquiabierto. Sin palabras. Se le corta el aliento. No se lo puede creer. Daniel no puede ver eso. Se queda inmóvil durante unos segundos. Reacciona. Contempla la naturaleza ante sus ojos verdes. Tan verdes como todo aquello. Las ardillas de aquel lugar saltan de árbol en árbol. Almacenan las bellotas en los pequeños agujeros. El lago da de beber a las liebres. Es un lago bastante pequeño,como todo aquello que ve. Es un pequeño paraíso. Es verdad,las pequeñas cosas son las más grandes. ¿Cómo no viene la gente aquí?. Probablemente nadie sepa de este lugar. Ni lo va a saber. Será su secreto. Daniel camina hacia el lago. Encuentra un palo y lo coge. Se sienta. Toca el palo. Esta liso y marrón. Es muy largo. Daniel sostiene el palo y lo introduce en el agua. A continuación lo mueve suavemente. Se forma una onda. Mira el agua. Ríe. ¡Su cara se ha deformado!. Como si de la nada surgiera,así,se escucha un ruido procedente de la hiedra. ¡No!. ¡Lo han pillado!. Se levanta y corre hasta los arbustos que hay detrás del lago. Tropieza y se cae. No hay tiempo para ver la herida,si es que ha hecho. Se mete en los arbustos. Hay un pequeño agujero,en el que se puede mirar. Pero entonces,aparece. Daniel se queda más boquiabierto de lo que ya estaba. La perfección,existe. Daniel la mira fijamente. Es muy bonita. Muy,muy,muy bonita. Una cabellera morena lisa le tapa los ojos. Se aparta el pelo. Abre los ojos. Daniel la mira. La contempla. Busca algo en esos ojos. La niña va con un vestido de princesa. Es rosa. Lleva algo entre sus brazos. Lleva como un libro. La curiosa niña camina con cara de tristeza hacia el árbol que hay junto al lago. Se agacha. Abraza el libro y lo deja en el suelo. Una lágrima se derrama. La niña sale corriendo de allí y se adentra en la hiedra. Se aleja cada vez más. Daniel entristece un poco por la huida de la niña. Pero va hacia el libro y lo coge. Es curioso,como la niña. Empieza a leerlo. Tarda mucho,puesto que no lee mucho. Pero aquel libro le llama  la atención. Lo que no sabía Daniel,es lo que le pasaría con esa niña,una década y un poco más después.

jueves, 1 de marzo de 2012

Capítulo 6.

En otra casa totalmente diferente,en ese momento.
Alberto coge sitio.Se coloca en el sofá de su casa,en el que está sentado su gato Misifú y su hermano Óscar. Oye los ruidos molestos de sus hermanas,las gemelas,Teresa y Natalia. Alberto refunfuña,está cansado y encima no puede oír la televisión. Pero no tiene ganas de discutir con sus hermanas pequeñas. Sale del comedor y se dirige a su patio. Allí contempla la piscina de 12 metros abierta. Todavía está el cloro haciendo efecto. Respira la hierba fresca. Mira las nubes y el sol que dejan al descubierto sus bonitos ojos azules.  Solo piensa en una cosa,o más bien,en una persona. Si,esa persona que tanto llama la atención. Esa increíble persona. La que conoce desde que eran pequeños. Recuerdos cruzan la mente de Alberto.

Hace 9 años,en la salida del colegio.
Alberto espera sentado en un banco a su madre. El pequeño Alberto Peinado. Reposa solitario,todos sus amigos se han ido. Juega a montar a las hormigas en el tractor de juguete que le regalaron los reyes. Lleva el vehículo de un lado para otro,intentando tirar a las hormigas.Una niña que le sonaba de clase se acerca.
-Hola.
Alberto la mira de arriba a abajo. Lleva dos coletas agarradas de unos lazos rojos. Es bastante mona.
-Hola.
-¿Qué haces aquí solo?
-Espero a mi madre.
-Yo también espero a la mía.
Alberto no responde. La niña sonríe y este lo hace pero más tímidamente.
-¿Y a que juegas?
Aberto mira su tractor.
-Juego con Lorry.
-¿A ese tractor lo llamas Lorry?
¿Se está metiendo con él? Puede llamar a su tractor como quiera.
-Sí..
-Es un nombre muy bonito. Yo a mi muñeca la llamo Pandora.
-¿Pandora?
-Sí. Mira es rubia. Yo cuando sea mayor voy a ser rubia.
Entonces señala su pelo moreno. Así está perfecta es lo que piensa Alberto.
-¿Jugamos con Pandora y Lorry?
-Vale.
-¿Cómo te llamas?
-Rebeca fernández ¿Y tú?
-Yo me llamo Alberto.
-Vale Alberto,vamos a jugar.
Rebeca y Alberto pasaron  toda la tarde riendo y jugando,hasta que llegaron las madres de ambos. Desde ese momento,ni las madres sabían lo que iba a pasar 9 años más tarde entre ellos.